Fuente: Diario Libre, Es martes 20 de noviembre, un equipo de Diario Libre acompaña a la ONG
Grupo Jaragua a documentar una denuncia sobre acumulación de madera de
guaconejo (Amyris balsamifera) extraída, de madera ilegal, en la Reserva de la
Biosfera Jaragua-Bahoruco-Enriquillo.
Es la tercera vez que Diario Libre documenta el problema desde el 2014,
que según comunitarios de la zona, tiene más de una década sucediendo.
Son las 9 de la mañana y al pasar por Cabral comentamos con la Dra.
Yolanda León, profesora de INTEC y bióloga de Grupo Jaragua, sobre la visita
que hicimos en mayo de 2018 a la procesadora de guaconejo Domarome, del
haitiano de ascendencia francesa Gueric Boucard, quien además tiene la empresa
Texarome, en Texas, Estados Unidos, destinada al comercio de aceites
esenciales, especialmente de cedro.
Boucard aseguró en esa oportunidad que compra cada tonelada de guaconejo
entre RD$6,000 y RD$8,250, pero asegura que las fábricas haitianas vale el
doble. En sus instalaciones se procesan hasta cuatro toneladas diarias y él
estima que de una tonelada de madera de buena calidad se pueden extraer 20
kilos de aceite.
Unos pocos kilómetros más adelante, en el barrio de El Naranjo de la
comunidad de La Lista, nos detuvimos a ver una procesadora de madera de
guaconejo.
Había una pila enorme de madera seca de guaconejo, la cual era molida
hasta hacer un fino aserrín. Uno de los empleados de la fábrica nos dice que es
llevada desde San Juan de la Maguana y es vendida a Domarome de manera legal.
Más adelante en nuestro recorrido, nos encontramos con un grupo de
comunitarios que nos llevarán a una de las zonas de extracción cercana al
pueblo de El Limón, a unos 11 kilómetros de distancia antes de Jimaní.
Prefieren el anonimato por miedo a represalias de los traficantes.
Tomamos un camino polvoriento entre bosque seco, la guasábara es
omnipresente. Uno de los comunitarios dice estar cansado de denunciar el
problema y que no pase nada.
Por momentos tenemos que detenernos a acondicionar el camino, las rocas
y maleza hacen difícil que el vehículo 4x4 pueda avanzar. Podemos ver algunos
árboles de guaconejo jóvenes.
Recorrer unos 5 kilómetros nos toma cerca de hora y media hasta llegar
al primer punto de acopio de madera. Es una especie de cañada, el guaconejo
está al fondo rodeando los restos de un horno de carbón. Habíamos visto restos
de más hornos en el camino.
Uno de los comunitarios dice que los carboneros son los mismos que
recolectan el guaconejo, por lo regular haitianos con patrones dominicanos que
controlan el tráfico en la zona.
Cuentan que el Ministerio de Medio Ambiente ha hecho incautaciones, para
luego subastar la madera públicamente. Sin embargo, son los mismos infractores
que compran en la subasta para luego vender la madera a la fábrica de Cabral o
traficarla a Haití por el poblado fronterizo de Tierra Nueva, donde Diario Libre documentó en 2014
la ruta de tráfico de carbón ilegal.
Aseguran que lo infractores son los mismos de siempre, que las
autoridades los conocen, pero nunca hay consecuencias que frenen el tráfico.
“Hay no más de cinco o seis personas en la frontera que hacen ese
contrabando y todo el mundo les conoce, todo el mundo sabe quiénes son,
especialmente el Ejército, toda la gente de Medio Ambiente, ellos saben quiénes
son, si no les quieren parar la culpa es de ellos”, aseguró Boucard en una
entrevista a Diario Libre en mayo.
En julio de 2018 el ministro de Medio Ambiente, Ángel Estévez, advirtió
ayer que será drástico en la aplicación de la ley a los traficantes de
guaconejo y con los funcionarios que no asuman su responsabilidad en ese tema.
Seguimos el recorrido y llegamos a la parte alta de una loma donde la
vista quita el aliento. Un impresionante paisaje seco, donde el suelo coralino
evidencia a más de 150 metros de altura, lo que fuera un arrecife hace millones
de años. Solo quedan parches de bosque seco. Es la zona de amortiguamiento de
la reserva.
Nuestros guías nos señalan una enorme pila de guaconejo hacia el sur y a
nuestras espaldas tres pilas más, sin faltar los restos recientes de un horno
de carbón.
Dicen que esta madera fue denunciada, sin embargo fue dejada en el
lugar. Tiene varias semanas y la Dra. Yolanda León hace una importante
observación.en la pila de guaconejo hay madera verde cortada.
Hasta ahora los guaconejeros y las autoridades siempre han asegurado que
el guaconejo recolectado es madera seca. El mismo Boucart dice que solo la
madera seca, de forma natural, sirve para fabricar el aceite esencial, la base
para la industria del perfume.
Esto puede ser una mala señal, el guaconejo seco está escaseando y están
tratando de secarlo en estas enormes pilas.
Esta puede ser una práctica que se está generalizando en otras zonas. Un
colaborador envía una imagen de un árbol verde de guaconejo con cortes en la
base. Asegura haber visto más de 40 en las mismas condiciones dentro de los
límites del parque nacional Jaragua la semana pasada.