Falta de recursos limita cultivo de café


Fuente LISTINDIARIO, Mientras el precio del café se dispara en los mercados internacionales, los pequeños y medianos productores de República Dominicana no encuentran la forma o, mejor dicho, los recursos para aumentar la productividad de sus plantaciones, tan deficientes como viejas. Según los levantamientos de la Confederación Cafetalera Dominicana (CONCAFED) en los cafetales del país que no pertenecen a grandes empresas la edad promedio de las plantas oscila entre los 30 y los 50 años, y la producción por tarea se queda entre las 25 y las 30 libras.

Para verificar el bajo rendimiento basta observar que en las fincas de los industriales la productividad suele llegar hasta las 250 libras por tarea. La diferencia, si se toma los topes máximos, es de unas 220 libras. ¿Le parece poquito?

Esperanzas
“La producción fue mejor que la del año pasado, pero nunca nos acercamos a los volúmenes de producción que teníamos (1.4 millón de quintales). Las alzas en los precios realmente traen beneficio, pero la baja productividad impide conseguirlos”, explica Rufino Herrera, productor y presidente de CONCAFED.

Según las estimaciones del Consejo Dominicano del Café (Codocafe), la producción nacional de este fruto es de, aproximadamente, 500 mil quintales por año, y está bajo la responsabilidad de unas 50 mil familias que se distribuyen entre los cafetales de las cordilleras Central y Septentrional, así como en las zonas de cultivo de las sierras de Neiba y Bahoruco.

Entre las provincias cafetaleras se destacan Santiago, La Vega y Monseñor Nouel, en el Norte, mientras que en el Sur y el Suroeste están Peravia, San Cristóbal, Barahona y Pedernales.

Codocafe indica que el 76% (378 mil quintales) del café criollo se queda en las grecas del mercado local, y que el restante sale hacia los grandes mercados de Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania, Japón y las otras islas del Caribe, en condición de tostado, semitostado y molido.

Para marzo próximo el precio de referencia de New York podría superar los US$235 por quintal, situación que no será del todo aprovechada por los dominicanos y sus limitadas existencias del producto.

“No hay duda. Necesitamos renovar las plantaciones. Y para eso reclamamos mayor apoyo. Los productores no pueden solos, porque el problema es muy grande”, asegura Rufino Herrera, interesado en que las autoridades aprovechen la motivación que los precios internacionales han llevado a los campos del norte y el sur de la República. Las bajas producciones, y los bajos beneficios económicos que de ellas se han derivado, provocan que miles de jornaleros dominicanos abandonen el cultivo, y dejen el espacio abierto a la mano de obra haitiana, estimada ya como el 70% de las contrataciones, según CONCAFED.

Recientemente Codocafe, CONCAFED y el Ministerio de Medio Ambiente firmaron un acuerdo para promover en conjunto la implementación del marco legal que permitirá a los productores el cobro de los Servicios Ambientales contemplados en la ley 64-00.

De acuerdo a la normativa, los cafetaleros deben recibir incentivos monetarios por el hecho de proteger la fauna y los recursos hídricos nacionales con los cultivos que mantienen en las regiones montañosas. El convenio es un avance en la creación de incentivos en el deprimido sector, poco atractivo a las nuevas generaciones de hombres y mujeres del campo.

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HISTORIA DE UN PRODUCTO
PARA BEBIDA
El café es la bebida que se obtiene del fruto y la semilla del cafeto. Cada grano tiene 0.75% de cafeína en su peso. Esta sustancia estimulante del sistema nervioso es al causante de su gran demanda. Se cree que esta planta es originaria de la comunidad de Kafa, en Etiopía, de dónde pasó a los países árabes, a Europa y al resto del mundo. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) reportó que entre 1998 y 2000 se produjeron 6.7 millones de toneladas de café por año. En el 2010 la cifra podría pasar a 7 millones de toneladas.

Los franceses y los holandeses todavía se disputan el honor de haber traído por primera vez el café a América. Pero los documentos históricos refieren que a la isla La Española el frutó entró por la parte occidental, en las primeras décadas del siglo XVIII.

Al Santo Domingo español el cafeto llegó presumiblemente en 1735, fecha en la que fue sembrado en la loma de Panzo, en la Sierra de Bahoruco, según las reflexiones que Richard Peralta Decamps hace en su ensayo “Contribuciones para una historia del café en la República Dominicana”.

Mientras la colonia francesa se enriquecía con la exportación de productos agrícolas como el café y la caña de azúcar, Santo Domingo mantenía indiferencia hacia el primer cultivo, hasta que el 8 de junio de 1768 la Corona emitió una Real Orden para determinar si las plantaciones cafetaleras afectaban las de tabaco, y para constatar la calidad de los frutos producidos de este lado de la isla