Por Claudia Fabián Tamayo, Prov. Bahoruco.- Son las dueñas de las madrugadas. Se levantan antes de que llegue la claridad del abrasante sol sureño. Se trasladan desde comunidades al mercado público de Tamayo y Neyba a vender los alimentos que surten la mesa de las mesas de estas ciudades.
Sus risas y conversaciones se sienten en el municipio de Tamayo desde las 4:00 de la mañana.
Damaris Mesa Mora, Mariza Castillo Feliz y Adela Jiménez son tres ejemplos del trabajo duro de las vendedoras, pero también de la ilusión y de la esperanza por la llegada de los frutos de su esfuerzo.
Damaris Sosa: “Quise emigrar a España y fui estafada con doscientos mil pesos, entonces decidí quedarme y me fui recuperando poco a poco”
Damaris Mesa Mora es una de las muchas mujeres que se trasladan de distintas comunidades rurales al mercado público del municipio de Tamayo los jueves y domingos.
Se dedica a la venta de ajo, verduras, ajíes, habichuela, cebolla, arroz, papa entre otros productos. Sus ingresos mensuales son de entre 80 mil y 90 mil pesos.
Mesa Mora, oriunda de la comunidad del Granado en la parte alta del municipio, cuenta que desde el 1970 inició este trabajo junto a su madre.
Recuerda que se levantaba a las 2:00 de la madrugada para trasladarse en burro al mercado público de Tamayo. Durante los años 80 empezó a viajar en vehículos, pero con muchas dificultades debido a las malas condiciones de la carretera.
“Mi familia fue lo que me motivó a dedicarme a este negocio, porque de lo contrario hubiese tenido que emigrar a Santo Domingo en busca de trabajo por lo que decidí quedarme con mi esposo y mis tres hijos”, cuenta.
Durante todos estos años ha tenido tropiezos y logros: “Bueno uno de los tropiezos fue que quise emigrar a España y fui estafada con doscientos mil pesos, entonces decidí quedarme y me fui recuperando poco a poco”, explica.
Otro de los problemas que enfrentan estas mujeres en el día a día, es el alza de los precios, esto hace que baje sus ingresos, a pesar de que no solo venden en el mercado de Tamayo, sino que se traslada al mercado del municipio de Neyba.
“Bueno yo trabajo 16 mercados en el mes, los jueves y domingos en Tamayo, y los miércoles y sábados me traslado al mercado de Neyba, este negocio durante estos años ha contribuido al progreso y desarrollo de mi familia, que está integrada al trabajo”, explica.
Luego añade: “Yo a través de esta trabajo y después de arrepentirme de no viajar a España porque me engañaron fui haciendo mis ahorros y hoy tengo mi casa y un camión que conduce mi hijo. Ya no tengo que pagar transporte y tengo una propiedad sembrada de lechosa, que espero se venda a buen precio”.
Damaris Mesa Mora, hace un llamado a la mujer dominicana en especial las de la zona Sur, “yo le exhorto a la mujer dominicana que trabaje en sus comunidades para que no tenga que emigrar de su país ya que el dinero no es la solución, sino vivir con su familia y trabajar por su comunidad, así que para alante mujeres”.
Maritza Castillo “Con esto ayudo a mi madre, un hermano que está enfermo y tengo a mis hijos estudiando”
Mariza Castillo Feliz, oriunda del municipio de Galván, desde hace 28 años, vende sus productos en los mercados de Tamayo y Neyba. Dice que se dedicó dedicarse a este negocio por necesidad y falta de oportunidades de estudio y trabajo formal.
Castillo señala que ella no ha tenido hasta el momento ningún problema que le haya impedido dedicarse en cuerpo y alma a su negocio. Con él, ha mantenido ayudando a su familia y a su madre.
“Con esto ayudo a mi madre, a un hermano que está enfermo y he podido darle educación a mis hijos. Hay dos en la universidad, una ya es profesional y los más pequeños asisten a la escuela”, dice orgullosa.
Señala que se traslada los domingos al mercado de Tamayo y los miércoles y sábados al de Neyba, “En el mes yo llevo a mi casa 60 mil y 70 mil pesos de ganancias, dependiendo como estén los precios,” agrega que con este dinero cubre los gastos de su familia y paga un préstamo al Banco Agrícola.
Maritza Castillo, quien se dedica a la venta de maíz, arroz y habichuela, les dice a las mujeres Dominicanas, que hay que trabajar para progresar y ayudar a su familia y enfatiza que su trabajo le sirve de ejemplo a sus hijos para que sean honrados y aprendan a trabajar dignamente.
Castillo aprovecha para quejarse de las autoridades: “Yo pago 20 y 30 pesos por el derecho a vender en el mercado el cual está en malas condiciones, por lo que pido a las autoridades competentes la terminación del mercado publico del Tamayo, ya que cuando llueve tenemos que estar corriendo con los sacos de arroz en el hombro”.
Adela Jiménez: “Con este negocito hice mi casa, tengo que comer, he ayudado a mis hijos”
Adela Jiménez, oriunda del municipio de Tamayo, cuenta que ella tiene más de 33 años en ese oficio, con el que ha mantenido a su familia. Dice que no tuvo un compañero que le ayudara a mantener a sus seis hijos.
No se arrepiente. Cuenta que ha tenido una buena experiencia en este oficio y da gracias a Dios por cada día. Los domingos desde las 6:00 de la mañana vende en el mercado de Tamayo. Los miércoles y sábados va a Neyba donde vende coco, auyama, guandules, yuca entre otros productos agrícolas.
“Con este negocito hice mi casa, tengo que comer, he ayudado a mis hijos, algunos estudiaron otros no. Envié a cuatro de mis hijas a España hipotecando la casa y ahora ellas también me ayudan”, cuenta.
Explica que la situación económica está muy difícil y que por esa razón las ventas han bajado mucho. Cuenta que cada mes ella gana menos de 15 mil, pesos a diferencia de años anteriores.
Doña Adela, sentada en la calle en una sillita y con sus ventas en pleno suelo reclama de las autoridades dar mejor condición al mercado” Yo quisiera que el gobierno mueva el mercado de lugar, porque el espacio es muy pequeño y desde el primer periodo del presidente Leonel Fernández se empezó la construcción de este mercado y aun esta sin finalizar”.